La comunidad internacional a finales del siglo XX, propuso el desarrollo sostenible significativamente vinculando al crecimiento socioeconómico de las naciones, al tiempo que con la complejidad de efectos que estos generarían en su entorno. La deliberación se originó ante la marcada tendencia a nivel mundial de un progreso productivo caracterizado principalmente por una explotación indiscriminada de recursos naturales, la afectación irreversible del medio ambiente, el incremento de la pobreza, producto del desequilibrio en la productividad tecnológica e industrial.